Ha pasado mucho tiempo desde la última entrada en este blog. Permitidme queridos amigos que os cuente una pequeña historia, una breve fábula que gira en torno a este blog, y que explica por qué esto ha estado parado mucho tiempo.
Érase una vez un pequeño cuaderno. Un cuaderno donde durante más de un año, una encantadora jovencita (que soy yo ;-P) había escrito sinopsis y puntuaciones sobre todas las películas que durante ese tiempo habían visto sus amigos y ella en Cineclin.
La encantadora jovencita soñaba con convertir algún día ese pequeño cuaderno en un pequeño libro llamado "Cineclin: un año de cine". Para conseguir ese objetivo en sus ratos libres iba picando manualmente las entradas que servirían para el libro y para este blog que estás leyendo.
El blog comenzó a tener visitas diarias, y el newsletter semanal era todo un acontecimiento que la gente esperaba. Sin embargo, nuestra protagonista era demasiado ingenua.
Sobre la cima de la montaña de un castillo llamado
SHIT! vivía una bruja ambigua cuyo mayor pasatiempo era sacar su bífida lengua a pasear, siempre y cuando no estuvieran cerca los aludidos.
Un mal día en SHIT! hicieron una reorganización de la mazmorra-estudio y como por arte de magia, al día siguiente el cuaderno Cineclin no estaba.
Se había volatilizado, estaban todos los demás; aquellos viejos y mugrientos; los que tenían tan solo una página escrita; también estaban los cuadernos desnudos, aquellos a los que les habían arrebatado las tapas; e incluso estaban los que andaban por el suelo batiéndose en duelo contra las monstruosas bolas de pelusa.
Pero el Cineclin no estaba.
La joven recordaba perfectamente haberlo dejado sobre su ínfima mesa (era de coña, tenía una mesita de menos de 1 metro, de frente a una columna y en medio de un pasillo).
Cuando la joven ingenua se percató de la ausencia del cuaderno lo buscó desesperadamente, preguntó a sus compañeros, miró en armarios, estanterías, papeleras y destructoras de papel. Nadie sabía nada. Era como si un conjuro lo hubiera hecho desparecer.
Desde el otro lado del pasillo, la bruja ambigua se jactaba de haber colaborado, como una sirvienta más, en la limpieza y reorganización de la mazmorra-estudio.
Sin embargo, pasados un par de días, un ratoncito que todo lo ve y todo lo escucha le dijo que, durante un descuido, la bruja le comentaba a uno de sus esbirros cómo había hecho desaparecer el cuaderno Cineclin. (Arrojado sin más a las fauces de la basura)
Esto puso muy triste a la ingenua joven, que decepcionada y llena de ira se juró no volver a escribir en el Cineclin.
Poco después la joven salió del castillo sobre la cima de la montaña que se llamaba SHIT! y durante unos meses reflexionó, siguió viendo películas en el Cineclin, y gracias a alguna de ellas recordó porque empezó todo esto.
Son algunas películas, las que no quieres que acaben, las que esperas impacientemente su estreno o su descarga en dvd, las que te encogen el estómago, las que te hacen reír y las que llenan tus ojos de lágrimas, esas, son las que habían impulsado la iniciativa Cineclin. Para que no se perdieran en el espacio vacío de su memoria, para que otras gentes, de otros sitios lejanos y cercanos no perdieran la oportunidad de vivir las mismas sensaciones que nosotros, Clinéfilos, habíamos vivido al verlas.
Cineclin es más que un blog de películas, es un blog de experiencias ante la televisión y el cine. Y eso, sigue vivo aunque la bruja ambigua de la cima del castillo de la montaña llamada SHIT! se empeñe en destruirlo, aunque los lectores no posteen y aunque pasen 6 meses sin incluir una sola entrada.
Hoy, para gusto y deleite de los amantes del cine: vuelve Cineclin.